Las cosas ya no son como antes

Esa es la sensación que tengo últimamente, la de que ya nada es como solía ser y que los referentes a los que me aferraba para flotar en el inmenso océano que es la vida parecen haberse diluido.

 La firmeza del bipartidismo monolítico de un par de partidos hegemónicos disputándose al electorado, la certeza de que tras los estudios pertinentes el mercado laboral ofrecería a todos un trabajo bien remunerado con el que acceder a esos bienes y servicios que sitúan al empleado en eso que se da en llamar clase media (ese cochecito, ese pisito con la entrada pagada, los electrodomésticos necesarios para hacer más llevaderas las tareas del hogar...) Todo lo que, en definitiva, los padres de esa ”españavabien” de Aznar tenían y sus hijos en la “españaperroxanxe” no tienen. Falta seguridad en casi todo y, en vez de luchar con denodado afán para aumentar derechos y oportunidades, en vez de erigirse en clase trabajadora combativa se conforman con lamentarse en redes sociales y pedir que alguien, no se sabe muy bien si el mercado, el gobierno, la oposición, sus dioses tutelares o un algoritmo de internet les den graciosamente todo lo que ansían.

...las trasformaciones casi minuto a minuto son la esencia de la vida...

 Tal vez no sea así, dada mi edad cercana a la jubilación estoy bastante lejos de conocer las aspiraciones de las nuevas generaciones, pero imagino que no andarán muy alejadas de las de mi época juvenil, beberse la vida de un trago y llevarse la vida por delante y luego que venga lo que tenga que venir.

 Creía que no entendía el mundo y sus circunstancias, que la vida me había dejado atrás y que este dudar de todo, esta desazón ante la realidad era fruto de la vejez, hasta que caí en la cuenta de que el cambio constante, las trasformaciones casi minuto a minuto son la esencia de la vida, si creemos en Heráclito y si ponemos un poco de atención hay que creerle. Todo cambia, todo evoluciona, todo se transforma. Y ese cambio, esa transformación siempre será para mejor para los que están en la lista Forbes y para peor para los que están en la lista del paro.

...que las IA van a acabar con los seres humanos no sean ciertas

 En cuanto a lo que respecta al futuro por lo que se ve venir, y por lo que ya ha llegado, estará en manos de las inteligencias artificiales y, por supuesto, de quienes creen esas inteligencias, es decir, en manos de los que paguen los sueldos de los creadores. Lo que podemos hacer nosotros es usar, mientas sean gratis esas inteligencias, como ahora usamos las redes sociales, los libros, las plataformas de streaming y todo lo que el mercado ofrece a la gente con tiempo libre y cierta solvencia para pagar suscripciones; para intentar prepararnos para que ese futuro no nos coja con el paso demasiado cambiado. Naturalmente también los creyentes pueden rezar a su dios y los agnósticos a HAL, el ordenador de 2001: Una odisea del espacio, prototipo de inteligencia artificial donde los haya.

 Y esperar que los augurios más alarmistas de que las IA van a acabar con los seres humanos no sean ciertas. Como pasó con el uso del vapor en vez de la fuerza animal las máquinas de escribir y los ordenadores y todos los cambios que a lo largo de estos últimos cuarenta años hemos experimentado los colaboradores de Radio Alhama y demás medios de comunicación locales habrá que ir viendo como adaptarse a lo que venga o desparecer, como desaparecieron los gañanes, las taqui-mecas, los cobradores a domicilio de la luz y tantos otros oficios para el recuerdo.