Dos balas para la libertad

Nacho Carretero es un tipo que hace reportajes, tal vez sea un desconocido para los fanáticos del eslogan, sin embargo, viene bien acordarse del libro que escribió en 2015 y al que Carretero tituló Fariña, una historia del estraperlo gallego que va del bacalao a la cocaína.

 ¿Qué le dice el nombre de Marcial Dorado, señor Feijóo?, podría haber sido una buena pregunta ante el callejón sin salida de una campaña vergonzosa, donde el gallego -juez frustrado por el apremio de la vida- encontró su afán en decir un montón de mentiras, como para igualar a un presidente del Gobierno que necesita meditar para que sus eslóganes tomen vuelo, política ejemplar. Tal vez la que merecemos por falta de alas.

 Si Sánchez no ha parado de mentir a lo largo de toda la legislatura -cuentan los diarios más diestros- a Feijóo solo le bastó el descuento para lograr el empate -cuentas los diarios zurdos- y ya se sabe que los goles en el último minuto minan la moral del adversario. Así está el PSOE ahora, pidiendo que se revise la jugada del líder gallego para evitar perder en la prórroga por goleada.

 Pero escapando del electoralismo, y volviendo a las Rias Baixas, estaría bien decir que Fariña fue un libro secuestrado. Claro que no se sostuvo la denuncia del exalcalde de O Grove, uno de los que aparecía en la fiesta del exceso, José Alfredo Bea Gondar, quien sentía que se vulneraba su honor, cosas que pasan cuando airean nuestras vergüenzas. Pero el secuestro o la censura, dos palabras que dicen cosas distintas aun siendo casi lo mismo, valió para que el libro lo quisiera leer todo el mundo que había entendido que en él se contaba un oscuro episodio de la historia de España.

 Y es que en esas páginas hay más cocaína que la que pueda esnifar Tony Montana en cien vidas. Marcial Dorado empezó con el tabaco, la puerta a otras drogas más duras, suelen decir los eruditos negacionistas de los poderes mágicos. Con Dorado acertaron, y empezó a fondear con polvos blancos. Un tipo condenado a 14 años de prisión al ser pillado traficando con seis toneladas de cocaína. Marcial Dorado también es el tipo que cuya fama “cruzó la rauda meseta en marzo de 2013. Unas fotos en su yate publicadas en el diario El País, en las que está acompañado del actual presidente de la Xunta de Galicia (ahora candidato a la presidencia de España), Alberto Núñez Feijóo”, escribe Nacho Carretero. Unas fotos que la Policía requisó en 2004 y que tanto Feijóo, el Partido Popular y el PSOE conocían antes de que la prensa hiciera su trabajo.

 En la era de las imágenes y los eslóganes es fácil caer en la vaguedad como la de “que te vote Txapote”, también, quizás, es decir: “Feijóo, que te vote el narco del bote”. Dos eslóganes que son como dos balazos en la nuca de la libertad, con la diferencia de que el gallego tuvo relación muy estrecha con Marcial Dorado, hasta el punto de que hicieron unos cuantos viajes juntos. Ahora Feijóo está a punto de convertirse en presidente del Gobierno, pero estén tranquilos, porque según el narcotraficante Marcial Dorado, el que empezó con el tabaco y acabó con la cocaína, “es un buen muchacho, muy trabajador. Siempre intuí que llegaría lejos, transmitía honradez y pasión por su trabajo”.