¿Podemos respetar a la mala gente por ser genios?

La otra mirada


Neruda confesó que había violado a una empleada de la embajada.

 Carlos Castilla del Pino confesó en una entrevista que sus hijos empezaron a dejar de interesarle a lo seis años. Picasso era un maltratador brutal (artículo en la Vanguardia, aunque es sólo para suscriptores).

 Eran genios. Pero no por ello dejaron de ser unos malnacidos y yo, personalmente, hace tiempo que dejé de sentir respeto por su obra, aunque en el caso de Picasso siempre me pareció un pintamonas con pretensiones, al que sus aduladores convirtieron en un monstruo aumentando un ego gigantesco. Y no me digan, no me digáis, que no podemos juzgar a esos personajes desde nuestra visión del mundo, precisamente porque es la única que tenemos. La nuestra.

Carlos Castilla sigue siendo un genio de la psiquiatría, pero yo no lo respeto. Neruda sigue teniendo las páginas más bellas de la poesía española. Pero era un violador.
 Hace mucho tiempo que decidí que una mala persona puede ser un buen creador, pero necesito admirar no sólo al creador, también me es necesario poder simpatizar y empatizar con el ser humano que hay detrás del creador para que el goce de la obra sea total y absoluto. Desligar al pintor, el poeta, el cineasta o el escritor de sus delitos me hace sentirme cómplice de ellos.

 Y no voy a ser cómplice de un maltratador, de un violador o de ningún delincuente, sea el tipo que sea, porque no creo que la genialidad sea un eximente en esos casos. Más bien al contrario. Quien pretende conmover el alma humana a través de sus creaciones artísticas, en mi opinión, debería dar ejemplo a seguir con su vida. Y no digo tener una vida ejemplar, ni digo tener una acrisolada virtud y honestidad; pero sí exijo a los creadores que admiro que no sean vulgares delincuentes sexuales o maltratadores.

...ni los mejores versos de Neruda porque cuando leo “me gustas cuando callas” me viene a la cabeza la imagen, que él mismo contó en “Confieso que he vivido” de una mujer callada a la que violó.
 No me importan ni la genialidad de Picasso, algo tendrá el agua cuando la bendicen, ni los mejores versos de Neruda porque cuando leo “me gustas cuando callas” me viene a la cabeza la imagen, que el mismo contó en “Confieso que he vivido” de una mujer callada a la que violó. Y en el pintor francés únicamente veo ego, intereses comerciales, adulación y papanatismo y beatería cultural. Si eres de los que tienes un póster con el Guernica, que por cierto costó a la República el equivalente, aproximadamente de medio millón de euros actuales, puedes sentirte dolido y llamarme analfabeto en pintura o escribir un artículo encomiando al pintor, que yo mismo recomendaré que te publiquen, por cierto: Pero esta es mi mirada y es lo que hay.

 Hace tiempo, creo que ya lo he escrito, que decidí abandonar la beatería de la cultura y dejar de adorar a las vacas sagradas que se supone que debemos adorar si queremos que se nos reconozca como cultos, inteligentes y progresistas. Mucho más si para eso tengo que mirar para otro lado ante conductas que todos reprobaríamos en otra gente: “dejó baldada a su mujer de una paliza, pero hace un pan increíblemente bueno”, “si, es posible que acosara a la vecina, pero es el mejor fontanero del barrio.”

 Personalmente decido no ser cómplice por omisión de ninguna conducta delictiva; y muy especialmente si esa conducta es la violencia contra la mujer sea del tipo que sea.

 No hay genialidad que me permita perdonar eso.