Me controlan

La otra mirada


Soy un tipo absolutamente lleno de vacilaciones, zozobras e inseguridades.

 Y miedos, muchos miedos. Miedo a la enfermedad, miedo a la excesiva salud, que no puede traer nada bueno, miedo a la muerte, miedo a la vida, en definitiva. Y ahora a todas estas terribles tribulaciones se une la constante sospecha de que entes desconocidos y de terrible poder estén controlando mi vida para conducirme a sabe Dios dónde, el Demonio sabe para qué.

 Sé, desde hace tiempo, que mis genes egoístas me impulsan a la desenfrenada búsqueda de parejas sexuales para poder seguir existiendo, del mismo modo que una gallina es el medio del que se vale un huevo para crear más huevos; tampoco ignoro que mi cerebro me engaña constantemente para salvaguardarme de peligros reales o ficticios, para hacerme creer que vivo en un mundo ordenado, más o menos ordenado y estable y no en el caos de vacío, quarks, partículas subatómicas y otras menudencias, que es realmente el mundo. A pesar de Ayuso, de Almeida, del Señor de los Culillos, de, en fin, para que seguir; a pesar de todo eso, mi cerebro me engaña y me hace creer que vivo no en el mejor de los países posibles, pero si en el único en el que he nacido (y vas que te matas, me dice, el puñetero). En el fondo, y como le tengo cariño a mi cerebro, como en la canción de Luz Casal, él juega a que me engaña y yo juego a que le creo.

... cosas que no quiero hacer, consumir productos que no deseo, leer libros que detesto y votar a partidos de derecha, más derecha o aún más a la derecha
 Con mis genes y con mi cerebro ya he logrado un cierto acomodo, no en vano hace muchos años que nos vamos conociendo, Pero para lo que no estaba preparado es para que además de mi cerebro y mis genes, intenten controlar mi vida, coartar mi libertad e impulsarme a hacer cosas que no quiero hacer, consumir productos que no deseo, leer libros que detesto y votar a partidos de derecha, más derecha o aún más a la derecha.

 Para hacer de mi vida un calvario insufrible, por lo visto se aúnan Google, las redes sociales, las aplicaciones de comunicación y mensajería, las vacunas y sus microchips, Los Iluminati, la Masonería Internacional, el Vaticano, China, Rusia y, en algún lugar creo haber leído algo sobre seres reptilianos primordiales, pero no estoy seguro de que no haya sido en un relato de Lovecraft.

 Naturalmente, si busco en la web algo sobre Evelyn Mesquida, Amazon me va a ofrecer como publicidad en Facebook alguna de sus obras y yo voy a comprarla; pero está el hecho de que he sido yo el que ha iniciado el proceso al buscar información sobre la investigadora de la participación de los republicanos españoles en la Segunda Guerra Mundial. Luego soy yo el que decide si adquiero o no alguno de sus libros, que en este caso ha sido que sí. Pero lejos de una manipulación creo que se ha tratado de una facilidad para acceder a publicaciones de mi interés.

... productos que consumo o colecciono se adaptan bastante a mis gustos, necesidades o aficiones
 No desconozco que la publicidad es realmente persuasiva a la hora de crear necesidades innecesarias, valga el oxímoron y de manipularnos para inducirnos a la hora de adquirir algo; pero estoy bastante convencido de que todos los objetos que uso, productos que consumo o colecciono se adaptan bastante a mis gustos, necesidades o aficiones.

 Tal vez sea cierto que nos manipulan, nos controlan y nos vigilan constantemente para que hagamos lo que ellos (sean quienes sean) quieren que hagamos, que votemos a quienes ellos quieren y todo el cúmulo de acciones que llevamos a cabo desde que nos levantamos hasta que nos acostamos.

 Realmente, con Franco, sin tanta tecnología y tanta falsa libertad éramos todos más libres, pagábamos menos impuestos, ligábamos más y éramos más jóvenes. El gobierno social comunista nos ha envejecido a todos. Repite esto como un mantra y llegarás a creértelo.