Aprender el manejo de la honda, no el del lápiz. Aprender a leer en las estrellas, no en los libros. Aprender de los golpes de la vida, aprender a aprender.
Nunca estuve en la escuela
Nuca estuve en la escuela, me decías. Esta fue mi niñez: Aprender el manejo de la honda, no el del lápiz. Aprender a leer en las estrellas, no en los libros. Aprender de los golpes de la vida, aprender a aprender.
Buena debió de ser esa maestra. Y alumno aventajado debiste tú de ser. Que, sin libros, pupitres ni cuadernos, alcanzaste en la vida tan profundo saber.
Aún recuerdo tus doctas enseñanzas sobre la madre tierra que nos da de comer. Recuerdo aquellos pesos en arrobas, medidas en fanegas, el arte del esparto o de la pita. Y las sabias sentencias salidas de tu boca, mostrándome el camino del recto proceder.
Nunca estuve en la escuela, me decías. Extraña paradoja difícil de entender. Yo, en cambio, a ella dediqué mi vida, aprendiendo primero, enseñando después. Extraña paradoja en nuestra relación: tú fuiste el maestro, el alumno fui yo.
Santa Cruz, 11 de marzo 2019, 40º aniversario de tu partida. Luis Hinojosa D.