Hoy como ayer...o no...

Jayena en el retrovisor


El tiempo pasa y la verdad es que todo cambia, el tiempo no pasa en balde, ¿cómo era la vida antes de internet? Si querías encontrar una duda había dos opciones o investigar en libros o enciclopedias, o acudir a otras fuentes como amigos o profesores. Google y Wikipedia aun solo eran un espejismo.


Foto cedida por José Morales

 Antes todo era más sencillo, no andaba uno enterándose por Snapchat, Facebook o cualquier red social de lo que hacían todos sus amigos. Cuando te invitaban a algún acontecimiento todo lo más recibías una invitación impresa, y si nuestros amigos nos querían invitar nos visitaban. Hablábamos más, y chateábamos menos, pasábamos más tiempo frente a frente y hablando, quiero decir conversando, la gente convivía en la mesa, y digo convivía con todo lo que ello conlleva, ya casi se ha perdido el sentido de lo que significa convivir, todo es más virtual. Entre las parejas había llamadas maratónicas que siempre acababan con el “Cuelga tú”. Para ver una película tenías que ir al cine o esperar a que saliera en la tele. No se vivía con la ansiedad del “visto” y los me gusta, en los mensajes. Para saber lo que pasaba teníamos la radio, la televisivos y los periódicos, eran los medios que la gente tenía para informarse. Para consumir música se tenía que acudir a la televisión y la radio, o a tiendas de discos. Para escuchar una canción cuando querías podías comprar casetes, discos, cds, o grabarlas de la radio. Los bullys en las escuelas se limitaban a acosar en los pasillos, no existían Snapchat, Instagram, Twitter y Facebook para continuar el abuso, aunque eso no justifique nada.

 En fin el tiempo pasa, la vida cambia, y lo que fuimos ayer, tal vez no tenga nada que ver con lo que somos hoy, o lo que seamos mañana, o quizás si, y es posible que no hayan carreteras que lleven al norte, ni caminos que vengan al sur, pero una cosa es cierta, a todos de una manera o de otra nos encanta la vida y vivirla.

 Las fotos que hoy traemos al retrovisor, están llenas de eso que llamamos vida, vida lenta y kilométrica, como un reloj sin minutero, donde las horas están atrapadas en un tic tac imperecedero y tenue, dormido en un instante infinito de pereza.

 Sobran las palabras, testimonio son las imágenes, de un tiempo, que no por pasado fue mejor, ni peor por olvidado. Hoy para quien los quiera pensar, dejo en el Retrovisor estos versos de Jorge Manrique.

Recuerde el alma dormida,
avive el seso y despierte
contemplando
cómo se pasa la vida,
cómo se viene la muerte
tan callando,
cuán presto se va el placer,
cómo, después de acordado,
da dolor;
cómo, a nuestro parecer,
cualquiera tiempo pasado
fue mejor.


Foto cedida por José Morales


Foto cedida por José Morales


Grupo de amigos año 1944. Foto cedida por José Morales


Senderistas en el pino de las cinco ramas. Foto cedida por José Morales


José Morales y familia en el Pino de las Cinco Ramas. Años 80 siglo XX. Foto cedida por José Morales


Foto cedida por José Morales


Foto cedida por Ángel Calvo


Foto cedida por Ángel Calvo


Foto cedida por Ángel Calvo


Foto cedida por Isidro Hidalgo


Familia Hidalgo Moles, años 90 siglo pasado, Foto cedida por Isidro Hidalgo

Las fotos, han sido cedidas por Isidro Hidalgo Moles, Ángel Calvo Peregrina, y José Morales.