Una cabalgata casi normal

Navidad


La llegada del frio nos aproximó mas a estas fechas y no impidió el normal desarrollo de una cabalgata con mucha afluencia de pequeños y mayores.

 De no ser por las mascarillas se diría que era una cabalgata normal, aunque lógicamente faltó la recepción de los Magos a los niños y los repartos personalizados de juguetes, pero la verdad es que la expectación no fue menor que la normalidad.

 Bien organizada, con la poli municipal controlando el tráfico y el acceso de los pequeños a las carrozas, con el apoyo de protección civil y diversos empleados municipales teniendo cuidado del paso de las carrozas por las zonas donde el tendido eléctrico podría ser un inconveniente, como apoyo a la organización y con servicio de limpieza en la retaguardia para retirar aquello que no debería quedar tras el paso de las carrozas. Tan sólo la distancia de seguridad se quebrantó, pero el control de la chiquillería en el afán de recoger caramelos y juguetes hizo que esto misión imposible.

 Las carrozas, como cada año, bien engalanadas y sin que faltara personal para hacer de pajes y repartir las golosinas que, en gran cantidad, salieron disparadas hacia un joven público ávido de llenar las bolsas, y de paso, repescar algún que otro balón o juguete lanzado desde los alegres ayudantes de los Magos, que en esta ocasión eran encarnados por dos asociaciones, la UD Alhameña y AMAL (Asociación de Mujeres de Alhama) y un grupo de amigos que se pusieron de acuerdo y se ofrecieron al efecto.

Melchor: Fran Valderrama, de la UD Alhameña
Gaspar: María Corrales, presidenta de AMAL
Baltasar: David Ortega, del grupo de amigos

 La cabalgata salió del pabellón de deportes alhameño a las seis de la tarde, y tras el recorrido por las calles estipuladas, se recogió a las nueve de la noche en el mismo sitio de la salida, en una tarde-noche donde se dejó notar la bajada de temperaturas, pero esto no fue obstáculo para un animado recorrido amenizado por los villancicos de las carrozas y con la algarabía de los más peques que, tras el recorrido, tocaba acostarse pronto para al despertar encontrarse con los juguetes de esa carta que con tanta ilusión depositaron con sus peticiones.



































Fotos: Pablo Ruiz Becerra