“Volviendo al mañana”

Volviendo al ayer


Que el 2022 sea de prosperidad y ventura para todo ser humano.



 No quiero que me pase aquello que el bueno de Juan XXIII les dijo a un grupo de paracaidistas a los que concedió una audiencia: “Que nos os vaya a pasar que de tanto bajar del cielo se os olvide como subir”.

Y yo, de tanto “Volviendo y hablando del ayer se me olvide el mismo hoy”, así, a pesar de las circunstancias tanto generales y una que otra particular realmente tremenda, se me olvide el hoy mismo y, más aún, el tiempo que se nos acerca. Ahora que la sección “Volver al ayer” de nuestra Alhama Comunicación se encuentra de vacaciones navideñas, he buscado una de tantas felicitaciones que a lo largo de mi vida he escrito para publicaciones e instituciones a las que pertenecía, estaba vinculado o me las pidieron.

 Con ella, deseo, muy sinceramente, prosperidad y bienestar para la totalidad de todo ser humano, sin ninguna clase de distinción o excepción, por muy mala persona que sea. Si ello supone también mi felicitación hacia los que no son personas de buena voluntad, pero, como suelo decir, a ver si así conseguimos entre todos que cambien y se hagan mejores.



 Esta felicitación se escribió para el Liceo de Málaga, cuando tenía yo veinte años, allá por los finales de la década de los sesenta del siglo pasado y luego, fue publicada en sucesivos años por diversidad de entidades, como el Colegio de Abogados de Málaga, la Cámara de Comercio, Festivales de Andalucía, Andalucía Humanidad, la misa Alhama Comarcal de los años noventa, etc., siempre con el deseo expresado –en esta ocasión con afectuosa dedicación a todos los alhameños y habitantes de nuestra comarca, sean del pueblo o lugar que consideren el suyo, por nacimiento o por voluntad propia-, y bajo el titulo:

E indicará el sendero de la Eternidad

Dicen que la Estrella de Oriente, tras acompañar a los Magos, no apareció más.

Durante varios años, investigué e indagué para saber qué fue de ella. Hablé con astrólogos y sabios, rebusqué en libros y documentos, y sólo pude llegar a la hipótesis de que se fulminó. Pensaba que se deshizo en miles de miles de trozos, que nadie sabía donde se encontraban.

Desistí, hace algún tiempo, de mi propósito de averiguar el paradero de aquellas partículas y, no ha mucho, tan sólo unos días, fui testigo de cómo una persona exponía su vida, generosa y decididamente, para salvar la de otra.

Entonces, en aquel mismo instante, comprendí donde estaban los trozos de la Estrella.

¿Sabéis dónde? Sí, así es: en el corazón de las personas de buena voluntad.

Y volverá a rehacerse, al final de los siglos, para indicar a éstas -las que supieron buscar a Dios en el amor a los demás- el sendero de la Eternidad.


Amigo lector: ¡Que el Nuevo Año te sea de dicha y prosperidad para ti y todos tus seres queridos!

Andrés García Maldonado, en la Navidad de 2021.