Celebraciones

La otra mirada

 Tal vez por ser las fechas propias de bodas y comuniones me ha dado a mí por entrar en averiguaciones sobre los usos y costumbres actuales, para compararlos con los de nuestras mocedades.

 Bien entrados en la mitad de los años 90 del siglo anterior, aun funcionaba el Salón Porrina, en el cual se ofrecía a los invitados el refresco, que según la real academia es “agasajo de bebidas, dulces etc. que se da a las visitas u otras concurrencias”, con lo que se demuestra una vez más que en su sencillez y naturalidad nuestra forma de hablar es perfecta y que palabras tales como banquetes, ágapes o similares, con ser también aceptables, resultan algo mas rimbombantes. La sencillez de la palabra describe también la sencillez de lo ofrecido en aquel salón en el cual a tantas bodas he asistido, pero con ser sencillo tampoco estaba nada mal. Algunos, aun recordamos el detalle del abridor de botellas, encadenado por debajo de la mesa, que al que le tocaba cerca, se pasaba media fiesta quitando chapas de refrescos y cervezas… eso sí, era el chico más popular, o la chica.

En nuestros tiempos no solo las bodas, sino también las comuniones han pasado a ser acontecimientos de gran trascendencia social y lo usual es invitar a un buen número de gente y que la celebración sea, según las posibilidades de cada uno, evidentemente, pero siempre dentro de un buen nivel, nada que ver las comuniones con las de mi época de comulgante primerizo.

Incluso a pesar de la crisis hay familias que afrontan algunos sacrificios para que la celebración de bodas y comuniones esté a la altura, y es que un día es un día, y ¿qué padres le niegan a sus hijos, sobre todo el día de la comunión, el derecho a disfrutar de ese día de  manera adecuada? Como le dijo el escudero al Lazarillo de Tormes, “quebremos el ojo al diablo, ve al mercado, merca pan carne y vino y comamos hoy como condes”, más o menos, que la cita no es exactamente textual.

Como condes, marqueses o reyes, tanto da que son todos de muy buen comer y gastar, el caso es comer de vez en cuando, cuando la ocasión lo merece, sin reparar demasiado en gastos, a fin de cuentas parte de la reactivación de la economía pasa por el aumento del consumo, dicen los que afirman que de estas cosas de la economía saben.