Propósitos para el 2018

La otra mirada


Acabo de comprobar en el calendario del ordenador que efectivamente estamos en el 18 y no en el 16, como creía nuestro presidente del gobierno.

 Lo de 2016 me dejaba una fuerte sensación de esto lo he vivido yo antes y, la verdad, no me apetecía repetir año. Ya me quedo, pues, más tranquilo y puedo dedicarme a pensar tranquilamente que cambios voy a introducir en mi vida para que ésta sea mucho más productiva, consumista, y feliz. Hace tiempo que llegué a la conclusión de que el secreto de la vida de los que vivimos por estos barrios de la zona prospera del mundo (incluso los que vivimos en el sur de esa zona nos beneficiamos de esa prosperidad), consiste en producir para poder consumir y consumir para que se pueda continuar produciendo. De modo que, con verdadero ahínco, me centraré durante este año en continuar con mi sosegada vida de productor de dislates, despropósitos y disparates, que de momento es la única cosa que puedo producir, y proseguir con mi vida tal y como ahora mismo la llevo.

 Quienes creo que en serio deberían hacer propósitos de cambiar sus vidas son todos los que en la vida política ocupan puestos de liderazgo. Y básicamente si me permitiese darles algún consejo, este sería el de hacer como yo, es decir ocuparse lo menos posible en los temas de gobierno y oposición y consagrarse más al estudio, la meditación, la vida contemplativa y, para aquellos que sean creyentes, la oración. Nada de esto, por supuesto va a producir cambios para mejor en la vida de los españoles, pero tal vez puede que aminore el número de males que la actividad de esta gente nos trae.

 Y no es que crea que los políticos no son necesarios, si no que creo que lo que necesitamos son políticos capaces de aportar soluciones verdaderas a los verdaderos problemas de los ciudadanos que los votan o que no les votan, Pero para eso está claro que la actual añada ha demostrado por activa y por pasiva, especialmente el jefe de gobierno y el que aspira a ser el de la oposición que a pesar de su entusiasmo, entrega, esfuerzo, trabajo y lucha tenaz (que eso no lo pongo en duda), les falta ese algo indefinible, que lógicamente no sé qué es, que convierte a los que ocupan puestos de responsabilidad en líderes y gestores capaces de, no ya de sacar soluciones mágicas de la chistera si no de ofrecer ideas programas y proyectos creíbles, ilusionantes y capaces de generar el entusiasmo de votantes y no votantes.
 
 En general estamos hastiados de esta clase política que tenemos, nos fastidia su insistencia en intentar seguir dando viejas soluciones que ya se ha visto que no resuelven absolutamente nada, por mucho que algunas cifras macroeconómicas vengan a decir que vamos bien. Que vamos bien nadie lo duda, lo que si cabe preguntarse es a dónde vamos. ¿Vamos al fin definitivo del estado del bienestar? ¿Vamos a la desaparición de España como vínculo común de quienes con distintos acentos en ella vivimos? ¿Vamos a continuar dejando que nuestros jóvenes tengan que irse fuera a trabajar en aquello para lo que aquí han sido preparados, y muy bien preparados? ¿Vamos a seguir consintiendo que la investigación científica española sufra toda clase de carencias? ¿Vamos a seguir dejando que los pensionistas sigan perdiendo poder adquisitivo cada año?

 Porque ese, y no otro es el camino por el que ahora caminamos y si no se tiene la posibilidad de iniciar uno nuevo, lo mejor que se puede hacer es, al menos avanzar lentamente.

 Honestamente creo que quienes nos proponen sus ideas y propuestas para salir del atolladero deberían tomarse unos largos años sabáticos en espera de que vengan tiempos mejores. Sí, de que vengan solos porque ellos evidentemente no los van a traer ocupados como están en consultar encuestas, intenciones de voto, en idear estrategias para atraer al votante. No para intentar resolver nada, no para aportar el trabajo en el gobierno o la oposición para gobernar este país. Para captar voto.

 Por eso les deseo que tengan un estupendo y descansado año, y que, como pienso hacer yo, se consagren al estudio, la meditación, el deporte y la vida sosegada. Si no saben arreglarlo, al menos no lo empeoren.