La Virgen de los Dolores sale en el Vía Crucis del viernes santo con Nuestro Padre Jesús Nazareno en Santa Cruz del Comercio.
Virgen de los Dolores
Flota en el aire un aroma de cirios y de incienso. Encorvado, cargado con su cruz, ya sale el Nazareno. Y tras el Hijo, mecida en las alas del silencio, la Madre Dolorosa, con siete espadas clavadas en el pecho.
Por sus blancas mejillas dos lágrimas resbalan. Un nudo que le oprime la garganta, y el corazón transido de dolor. Por las calles del pueblo, camino del Calvario, con siete espadas clavadas en el pecho.
Un mar de corazones comparte tu dolor, Madre querida. Un mar de corazones que, en esta noche santa de misterio, de plegarias calladas y promesas cumplidas, recorrerá contigo y con tu Hijo el eterno camino de la cruz, hasta volver al templo.