El vino del terreno

La otra mirada


 “Fruto de la vid y del trabajo del hombre”, ninguna definición sobre el vino, ni ninguna frase o dicho célebre, de tantas como hay, me parece más hermosa que esa perteneciente al momento central de la misa.

 

 Eso es exactamente el vino, y lo ha sido desde el neolítico, que desde entonces nos acompaña, el fruto de la vid, naturaleza, aunado al trabajo del hombre, cultura, ahora que se habla tanto de la cultura del vino. Y por estas tierras de la Comarca de Alhama, ese fruto y ese trabajo han fructificado siempre en forma de lo que tradicionalmente se ha llamado, y aun se llama, “vino del terreno”. Un vino con unas características propias, elaborado artesanalmente y para ser bebido aún joven; en el vino del terreno, que yo sepa, no se conocen ni las añadas ni otra denominación de origen que ese “del terreno” de la tierra. Más de una cuartilla del elaborado por mi tío Juan “Granico Oro”, me he metido entre pecho y espalda a la calor del brasero y remojando una morcilla o un chorizo, también del pueblo; que no es mal modo de combatir los rigores del invierno. En el campo o la sierra, la bota pasando de mano en mano entre los compañeros de la cuadrilla, el rojizo líquido cayendo directo a la boca, otra forma de beber el vino del terreno que también hace su apaño para alivio de fríos, y otros malestares propios del trabajo.

 Y esa costumbre de ir de bar en bar a probar los distintos vinos de terreno de los muchos productores que en estas tierra hay, costumbre que aún perdura entre nosotros. O esa Romería del Vino que del vino vino y el vino festejaba en sus inicios. Cultura del vino, que es cultura de gentes de la tierra, de gentes que laboran “sus cuatro palmos de tierra/ donde hay vino, beben vino, donde no hay vino agua fresca”, que escribió Antonio Machado.

 Últimamente además, podemos disfrutar también de los vinos de Aranzada, desde que en el año 2004 la Cooperativa Vinícola Alhameña se empeñara en la idea de producir, dar a conocer y comercializar vinos de Alhama de gran calidad, con el nombre de Aranzada. Gozamos, pues, por estos pagos, de dos formas de beber los caldos, la más apegada a la tradición y la más innovadora y evolucionada; el vino del terreno, con la variedad que le imprime cada productor con su sello especial y toque característico y los vinos, tintos y blancos de Aranzada con las peculiaridades de la uva del que proceden: Rome, Cabernet sauvignon y tempranillo, caldos que poco a poco se van abriendo camino entre los aficionados al vino.

 De vino se hablará mañana en la Fiesta del vino, y sobre todo, vino se catará, que a fin de cuentas en esta, como en otras cuestiones, lo importante es la práctica, la sabia práctica de saber beber y disfrutar de los bebido y lo comido en compañía de gente amiga; y hablar de vino y no beberlo es quedarse como el que llega tarde a una boda, que ni ve a la novia ni come carne, que decimos por aquí.

 Vino, buenas tapas y otros productos de estas tierras de la Comarca de Alhama, la música de La Banda de Música de la EMAG y la presencia de la cantaora, bien que vendrá como “cataora”, Marina Heredia, componen unas más que apetecibles razones para llegarse mañana a eso de la una de la tarde al Paseo del Cisne de Alhama de Granada. Además parte de lo recaudado se destinará a la compra de alimentos no perecederos para el Banco de Alimentos de Alhama, otra razón para no faltar. Pero aconsejo la moderación en el consumo; comer y beber, no trasegar y embaular porque al atardecer empieza la Fiesta de la Candelaria, donde, como no, también el vino del terreno es invitado de honor para acompañar a las ricas viandas que a la lumbre de las candelas se van asando poco a poco. Un día, y una noche para no perderse, si quieren, allí nos vemos.