Tras la pista de almorávides y almohades

Zafarraya


Una ruta pasea por el pasado andalusí de Algeciras a Granada pasando por Cádiz, Jerez, Ronda, Vélez-Málaga y Zafarraya.

Imagen de El Polge de Zafarraya.

Conocer la civilización hispano-musulmana que durante un tiempo habitó en Andalucía es posible gracias a las rutas de turismo cultural elaboradas por la Fundación Andalusí. Una de ellas propone seguir la pista de almorávides y almohades con un recorrido que une Algeciras y Granada con trayectos que discurren por Cádiz, Jerez, Ronda y Vélez-Málaga. Los almohades y almorávides fueron dos movimientos que forjaron grandes imperios en el norte de África y la Península Ibérica entre los siglos XI y XIII. Su paso por Andalucía evidencia la profunda relación entre dos continentes separados por un estrecho. Del fructífero contacto de civilizaciones aún sobreviven un fondo cultural y artístico muy interesante.

La ruta comienza en Algeciras y Tarifa, los puntos de partida del itinerario. Algeciras fue la primera ciudad en pasar a formar parte en el siglo XI de los almorávides, interesados por su ubicación estratégica. Su núcleo antiguo se encuentra mirando a la bahía de Gibraltar y en ella se pueden disfrutar de la Plaza Alta, las casas barrocas, modernistas o de inspiración inglesa, un interesante Museo Municipal o los parajes ajardinados de la Villa Vieja. El camino se divide entre dos opciones: un primer ramal se dirige en línea recta hacia Ronda a través de los hermosos pueblos del Valle del Genal, mientras que el segundo se dirige a occidente hasta llegar a Cádiz y recorrer los municipios de Alcalá de los Gazules, Medina Sidonia hasta alcanzar la capital y de ahí introducirse en los pueblos blancos gaditanos: Grazalema, Zahara, Algodonales, Olvera, Setenil, hasta llegar a Ronda. Las dos opciones engloban multitud de tesoros para el viajero, aunque quizá un tramo esencial de la ruta sean los pueblos blancos, ciudades y villas que se encuentran encalladas en las sierras de Arcos de la Frontera y Ronda. Las iglesias y los castillos se apiñan y dominan el horizonte desde lo alto de riscos y peñas, una romántica estampa que cautivará al viajero, que no podrá dejar de perderse por los laberintos de las calles de sus casos históricos, cuestas y callejones que reflejan el diseño de la ciudad heredado de la época musulmana. Estos pueblos reflejan el trazado medieval y la atmósfera que son el ideal de la típica arquitectura andaluza. Cal, rejas de forja, teja rojiza, patios con pozos, macetas y plantas que configuran la imagen de estos municipios, una preciosa estampa para el visitante.

Uno de los hitos fundamentales de esta ruta es Ronda, a la que se accede por el Valle del Genal o por Setenil. "La ciudad soñada", como la denominó el poeta alemán Rilke es el corazón de la Andalucía romántica y uno de los baluartes de la España musulmana. Su posición al borde del precipicio fue muy codiciada por todos los pueblos que llegaron a la Península, pero fueron los musulmanes los que perfilaron su fisionomía. Su monumento más famosos el Tajo o Puente Nuevo divide y une el casco urbano, a un lado la ciudad antigua: la medina andalusí, con murallas y puertas como la de Almocábar, la iglesia mayor, que en su momento fue mezquita y aún se conserva un trozo del mihrab, el Palacio de Mondragón, la escalera de la Mina de la Casa del Rey Moro, que accede a través de una misteriosa escalera a l fondo del tajo y los baños árabes. Atractivos a los que el turista tiene difícil resistirse.

El camino continúa hasta Vélez-Málaga a través de Teba y Campillos, cruzando mesetas y campos de trigo. Teba se eleva en un cerro y cuenta con el castillo roquero de la estrella, una fortaleza cimentada en el siglo X. En el entorno de Campillos, el viajero puede disfrutar de la reserva natural de sus lagunas y desfiladero, así como las ruinas de Bobastro.

El trazado final de la ruta se aproxima a Granada, que fue la cabeza del dominio almorávide en Al Ándalus, a través del camino que conduce directamente desde la costa malagueña con parada en Vélez-Málaga, capital de la comarca de la Axarquía, que está coronada por el gran torreón de su Alcazaba. Alcaucín, Zafarraya, La Malahá y Las Gabias son el resto de municipios que atravesar hasta llegar al fin del camino: Granada, una ciudad cargada de historia, tesoros artísticos y un ambiente único nacido de la fructífera fusión de culturas. La Alhambra, los callejones del Albaicín, el entramado de murallas, cármenes, palacios y mezquitas son paradas imprescindibles. La ruta se contempla con el Pabellón de Al Ándalus en el Parque de la Ciencia que ofrece al visitante una visión del legado científico árabe y las aportaciones de la civilización andalusí. Un broche excelente para poner fin a un recorrido con el que adentrarse en el rico pasado de Andalucía.

Es una información publicada por el Diario de Sevilla.