Haciendo memoria en torno al cementerio de Alhama de Granada



 Hemos leído en ALHAMA COMUNICACIÓN cómo un grupo de seis personas, -cuatro hombres y dos mujeres, pertenecientes a la "Asociación de la Memoria Democrática" han hecho excavaciones este mes, 11 de agosto 2014, en busca de Fernando Béjar Gorriarán, que reclama su nieto Emilio Béjar.


 Todo esto lo veo muy bien, de que un nieto reclame a su abuelo y nada menos que desde Madrid. Lo que no veo tan bien, y me extraña, es que entre las 245 víctimas que ahora según la Junta de Andalucía se sabe que hay en una fosa común en ese cementerio de Alhama, no haya nietos o familiares de esas víctimas que reclamen a sus seres queridos. Nosotros, por nuestra parte ya lo hemos hecho en varias ocasiones, pues en ese mismo cementerio hay un hermano de mi abuelo, José Arenas Franco, de 61 años, y mi tío, José Gutiérrez López, hermano de mi padre.

 Allá por los años, 1946-47, si la memoria no me falla, Paco Arenas, entró de conserje del cementerio de Alhama. ¿Cómo pudo entrar, tratándose de una persona que había estado haciendo la guerra en la zona republicana? Los motivos fueron porque Paco Raya, que era el sacristán en Alhama, en estos años y Paco Arenas, eran primos, y eso fue, suponemos, lo que le serviría para entrar. Tengo que decir que este puesto de sepulturero a la gente de Alhama no le atraía mucho y que preferían antes trabajar en el campo. Aprovecho también para contar un detalle, en cuanto a este oficio. En el verano de 1952 estuvimos segando en la campiña de Sevilla y uno de la cuadrilla se tenía que ocupar para hacer el rancho siendo uno de los hermanos conocidos como los 'Cánovas', quien se ofreció, pero no lo aceptaron debido a que había sido enterrador. Estos detalles si los contamos es porque los hemos vivido.

 Debido a que Paco Arenas se ocupó del cementerio algún tiempo y si lo dejó precipitadamente fue porque lo metieron en la cárcel debido a un chivatazo y no solo fue él, pues también cogieron a los 'Tremendos', Juan y Pedro, y otros más. Yo tuve la oportunidad de trabajar en este cementerio de Alhama ya mencionado. Y aunque a mí no me hacía mucha gracia que digamos estaba obligado por los motivos que ya hemos explicado no pocas veces, es decir por haberme obligado a ser cabeza de familia, tanto por parte materna como por parte paterna ¡A mí me había tocado aquella cruz y tenía que llevarla a cuestas pudiera o no pudiera!

Cementerio Civil

 Pues bien cuando yo trabajé en el cementerio estaba muy abandonado. Las hierbas que se criaban allí como no se limpiaban estaban muy altas hasta el punto de que una vez se nos perdió la burra que yo llevaba de mi abuelo. El animal se fue comiendo por allí dentro y cuando nos queríamos marchar, como era ya algo oscurecido, no la encontrábamos y meterte por allí, algo de noche, por lo menos a mí no me agradaba pues siempre de niños las abuelas nos contaban cuentos de susto. Este cementerio nosotros lo conocimos en estos años mencionados y sabemos en dónde se encuentra el conocido por "Civil". Pues está allá en la otra pared que hay en frente de la puerta de entrada, en la parte de arriba, aquello estaba entapiado.

 Lo que nunca nadie dijo de los que lo sabían era que en este cementerio de Alhama de “cuatro fanegas de tierra”, allí había una fosa común de nada menos que de 245 víctimas fusiladas en los primeros días de la toma de Alhama por las fuerzas reaccionarias fascistas. Han tenido que pasar nada menos que 75 años, cuando ya quedan muy pocos familiares para reclamar a sus seres queridos. Como digo a Paco Arenas no solo le fusilaron a su padre, sino que él también quedó herido de un brazo en la guerra, que luego aquellos "fascistas empedernidos de Alhama", como no tenían ya bastante aún lo meten en la cárcel de Granada, entre los años 1948-49, más o menos...y cuando sale puso un carrito en la Placeta en el que vendía caramelos y toda clase de chucherías, para los chiquillos pues él tenía tres niños cuando lo metieron en prisión y su mujer tuvo que hacer de criada, como muchas otras para poder sacar a sus hijos adelante. Pasó algún tiempo y supimos que se marchó a Vitoria, en el País Vasco. Ya no lo hemos visto más pero sí hemos tenido noticias de que con su trabajo había conseguido una buena situación y que tenía varios hijos ya nacidos en Vitoria.

 En Alhama, en estos años que podríamos denominar "años negros", en lo tocante a la posguerra, aunque entonces eso de los teléfonos la clase obrera no conocía nada, pero sí había una comunicación cotidiana y en lo que toca a las noticias de día a día. Entonces el obrero alhameño estaba obligado a salir a la "Placeta” o la Esquina Espejo, que también era conocido ese lugar que se encuentra en donde hay cuatro calles: la calle Fuerte que está en bajada, la calle Alta, que está en subida, la calle Guillén, que también sube y la que baja hacia el Paseo.

Todo lo que ocurría por aquellas sierras o montes se sabía en el pueblo

 Ese era el sitio cotidiano de la clase trabajadora o los jornaleros, como también se les conocía, donde se reunían cotidianamente mañana y tarde. La mañana, para alquilar sus brazos porque era la única fortuna que tenían, y, por la tarde, para cobrar aquel "mísero jornal" que los pudientes les pagaban por una jornada agotadora, de trabajos penosos como era cavar olivos o las viñas en invierno, o segar los cereales y demás en verano... Ahí, como digo, era en donde se reunían la clase más desfavorecida de Alhama de Granada.. Pero también servía para enterarte de todos los acontecimientos sucedidos en todo el contorno, debido a que los obreros salían a trabajar en todas las direcciones, ya por la Cuesta de Loja, el río abajo, el Llano de Dona, Júrtiga, el Carneril, por la zona del cerro Padre Cura, Salsipuedes, las Viñas, el Navazo, etc...

 También los carboneros y leñadores, aunque los primeros residían al lado de los "boliches" día y noche, y los segundos entraban con sus cargas de leña cada tarde y ellos tenían contacto con los carboneros. Todo lo ocurría por aquellas sierras o montes se sabía en el pueblo. Como digo este centro de Alhama, conocido por la "Placeta" y que todo el mundo se conocía, allí te enterabas de todos los acontecimientos cotidianos, ya hubiesen ocurrido en la sierra de Loja, o en otro lugar.

 Hoy, claro, ¿cuántos supervivientes quedan que puedan decir la verdad? Han pasado más de 75 años desde que ocurrieron estos hechos, pues la mayoría de los culpables de todos aquellos "crímenes", ya marcharon con flores a María, muy tranquilitos en sus camas sin que nadie los haya molestado.


Juan Gutiérrez Arenas. Francia (En la imagen firmando uno de sus libros)

Enlace a la noticia de referencia: En busca de la partida de Enrique Robles.