Por favor, apuntad bien



 Aclaro inmediatamente que me refiero no a apuntar armas de fuego, bombas inteligentes o cualquier otra clase de objetos letales.


 Me refiero a los dardos retóricos que con tanta frecuencia solemos utilizar todos los que de una u otra manera opinamos sobre lo divino y lo humano, por cualquier medio que nos resulte asequible, sea prensa de papel, digital o tertulias televisivas. Y como gracias a la relativa libertad de prensa de que disfrutamos los de esta parte del mundo, cada cual opina según le dicta su arbitrio, le ordena su conciencia, le aconseja su empleador o le dicta su razón, lo que suele acontecer es que se opine con informaciones urgentes y poco contrastadas y se desautorice al que opina de forma contraria a la nuestra de modo que está muy lejos, no ya de la elegancia, si no de las más elementales normas de la cortesía. Como maldad, pequeña maldad, que sabrán disculparme, y nota aclaratoria digo desde ahora mismo que no me estoy refiriendo a la política local de Alhama, ni a ninguno de sus políticos.

 Estas reflexiones en concreto son por el tema de la guerra contra el Islam que predican opinadores varios en variados medios de prensa de nuestro país con los que no estoy totalmente de acuerdo. Sí que estoy, como toda persona de bien, contra todo tipo de violencia ilegítima, contra toda forma de intentar imponer por la fuerza una idea, religión, forma de vida o gobierno, o del mismo modo, de enfrentarse a gobiernos legítimos de igual forma, es decir, por la violencia. Pero en lo que no estoy de acuerdo es en criminalizar a ninguna religión por los actos de algunos de sus partidarios, máxime cuando se quiere dar a esa religión, en este caso el Islam, una cohesión que está muy lejos de tener. Del mismo modo que el Cristianismo se divide en distintas iglesias, creencias y doctrinas, una de ellas el catolicismo, que tampoco es monolítico y en su seno existen las comunidades cristianas de base y el Opus Dei, por ejemplo, en el Islam existen distintas tendencias enfrentadas entre sí.

 Y es una de estas tendencias, la sunita wahabí, una de las más intolerantes e integristas, la que sustenta a la familia Saud, que a su vez financia, o permite que otros financien, las actividades del Estado Islámico, grupo terrorista que asesina por igual a otros sunitas que no compartan sus creencia, que chiitas, otras de las ramas del Islam, que cristianos o laicos o, en definitiva, a cualquiera que no comparta su visión absolutamente integrista del Islam.

 Insisto que es la familia Saud la que dirige un país que incluso lleva su nombre la que da alas a toda suerte delirios wahabitas, entre los que se incluyen el Estado Islámico, banda terrorista que además de sus propios intereses, que no son únicamente religiosos, parece defender los mismos intereses de un grupo de países alineados en torno a un recurso esencial como es el gas natural, y sobre los gaseoductos necesarios para conducirlo, gaseoductos para los cuales el territorio de Siria es esencial.

 Frente a esta realidad compuesta de varios elementos e intereses, hay quien ve, o pretende ver, otra realidad de una pieza, en la cual la Europa cristiana está amenazada por el Islam, lo cual es cierto sólo en parte, ni todos los europeos son cristianos, y están expuestos a las acciones del terrorismo wahabi, ni quien con un cuchillo, un kalasnikov o un cinturón de explosivos asesina es representante de TODO el Islam.

 Y no es que quien esto escribe tenga preferencias de un credo sobre otro, pero tampoco tengo razones para rechazar a ninguno en especial, más bien me inclino a respetar todas las religiones en el ámbito privado y rechazar la presencia predominante de cualquiera de ellas en el ámbito público o político. Ni en la monarquía absolutista de los Saud, ni en la República Islámica de Irán me sentiría especialmente cómodo.

 Por tanto si es que estamos en guerra contra alguien, en todo caso lo estamos con los mercenarios de DAESH (acrónimo árabe de Estado Islámico) mercenarios entrenados, equipados y financiados por países con los cuales el nuestro, España, mantiene relaciones comerciales y de todo tipo, y cuyo anterior rey mantuvo entrañables relaciones de amistad con el nuestro, también anterior.

 Si hay que luchar contra el terrorismo wahabita, lo menos que hay que hacer es apuntar bien, tanto desde los comentarios en la prensa como desde las cabinas de los aviones de combate de los franceses, o de los rusos. Mucho más en este caso, que los que los civiles muertos por error, por mucho que se les llame “efectos colaterales no deseados”, no dejan de ser muertos, tan muertos y tan inocentes como los parisinos. O los gazaties y cisjordanos por poner otro ejemplo.