Carta abierta a Auxiliadora García Moncayo

 Como sé que esta carta la va a leer mucha gente, toda la gente que te quiere, aprovecho, y sé que no te importará, para recordar que la furgoneta sigue sin estar preparada para que todos puedan usarla para los viajes y que toda colaboración es bienvenida.

Querida Auxi:

 El otro día estuve en “El Lucero” y no estabas tú y sentí que faltaba alguien esencial en ese lugar. Hay días en los cuales la realidad que me rodea se me hace dura; pero entonces, a manera de terapia, recuerdo la mucha gente buena que me ha sido dado conocer y el día mejora ampliamente. Y, lógicamente, entre esa gente buena a la que aludo estás tú, por méritos propios.

 Te escribo Auxi en mi nombre y en el nombre de mi hermano Juan, que no pudo conocerte, pero que si te hubiera conocido te hubiera querido como te quiere toda la gente afortunada que te ha conocido; especialmente la más necesitada de esa ternura, ese amor y esa entrega que tú has regalado generosamente a todos, especialmente a la gente del “Lucero”. Algunas personas dan algo de dinero, y eso es bueno, otras dan un poco de su tiempo, y eso es mejor. Tu das todo tu tiempo, o casi todo. Y el tiempo no es oro, que eso se puede comprar, el tiempo es vida y nadie puede comprar un solo minuto más de su tiempo. Eso es lo que tu regalas, vida, tu vida, que decides compartir generosamente con quien más la necesita y de la forma que más se necesite.

 Hace tiempo que tendría que haberte escrito esta carta abierta, pero al final la he dejado para cuando ya te has ido de Alhama. Desde luego no es, en modo alguno, una carta de despedida, porque ahí está internet y las redes sociales que nos unen y, porque, además no sé si te has ido del todo de Alhama, que yo creo que no. Me parece que un poco de ti se queda aquí, con nosotros, del mismo modo que en ese equipaje sentimental que te has llevado a esa Fuengirola que ahora te recupera, estoy seguro de que hay un montón de buenos recuerdos, de sonrisas, emociones y alegrías compartidas con tus niños del “Lucero”, de todo el cariño que la buena gente de Alhama te ha demostrado.

 Cuando la entrega es tan grande cómo la tuya el tiempo parece que se expande, que se agranda, lo digo, te lo digo, por que únicamente has estado aquí cuatro años, y sin embargo los recuerdos mentales que tengo de verte con tus niños, en el carnaval, en el Barato, en todo cuanto evento permitía que acudierais a vender vuestros productos artesanos, o, incluso en actos solidarios en los que participó “El lucero” los recuerdos, digo, parece que abarquen muchos más años.

 Como sé que esta carta la va a leer mucha gente, toda la gente que te quiere, aprovecho, y sé que no te importará, para recordar que la furgoneta sigue sin estar preparada para que todos puedan usarla para los viajes y que toda colaboración es bienvenida.

 Auxi, no te ocupo más tiempo, para que puedas seguir dedicándolo a quien lo necesita, sólo te digo que muchas gracias por haber contribuido a que Alhama sea un poco mejor de lo que era antes de tu llegada.

 Un abrazo.