Sobre la indolencia (?) andaluza


Es que no paran de darnos disgustos entre unos y otros, que si no pagamos impuestos, que si vendemos los ordenadores que en la escuela facilitan a nuestros hijos, que si somos vagos, subsidiados y con un acento de chiste y todo lo que se les ocurra, por que seguro que de los andaluces se ha dicho, para bien y para mal, todo.

 Me detengo en el tópico del andaluz vago por que es el mas utilizado y viene de muy antiguo; ya el filosofo José Oterga y Gasset en un libro publicado en 1942, El ideal Andaluz y otros ensayos afirma que la base de la cultura andaluza es el mínimo esfuerzo, debido a que  " vive el andaluz en una tierra grasa, ubérrima, que con mínimo esfuerzo da esplendidos frutos (...) el clima es tan suave que  el hombre necesita muy poco de esos frutos para sostenerse". Lo del mínimo esfuerzo que se lo cuenten a nuestros mayores que han segao de sol a sol... La idea central de este ensayo es que los andaluces vivimos poco menos que del aire y del sol y que no apetecemos nada mas que eso, que nos repele el trabajo y que toda la cultura andaluza se fundamenta en evitar a toda costa el trabajo:" en vez de esforzarse para vivir, vive para no esforzarse, hace de la evitación del esfuerzo principio de su existencia". Con esos mimbres se tejió el cesto del vago andaluz.

 Que hoy persiste pese a que Andalucía en estos últimos años que mis miradas revisan ha progresado  con el esfuerzo y trabajo de los andaluces, el mismo esfuerzo y el mismo trabajo que esos mismos andaluces han aportado a las comunidades a las que emigraron, que, por cierto, según Ortega, dejaron de ser andaluces "el andaluz trasplantado no puede seguir siendo andaluz(...)porque ser andaluz es convivir  con la tierra andaluza, responder a sus gracias cósmicas, ser dócil a sus inspiraciones atmosféricas".Y nosotros, los andaluces de la emigración sin saberlo, oye.

 Me da por pensar que lo que duele a los que insultan a nuestra tierra es que ya no somos los andaluces graciosos y chistosos de los tópicos, que muchos hemos dejado las tierras, a las que estamos agradecidos, como no, para regresar a la nuestra y que nuestra sanidad, educación e infraestructuras son equiparables a las del resto de España y hoy en las escuelas ya no se distingue externamente al hijo del jornalero del hijo del labrador.