¿Ahora qué hacemos?



Tarde o temprano nos tenía que tocar a nosotros, es algo que no nos pilla de sorpresa.

 París, Londres, Berlín, Estambul, Kabul...y muchos más, pero acorto la lista por no cansar al lector Por ahora Cambrils (Tarragona) es el penúltimo lugar de la larguísima lista de lugares en la que esta banda terrorista ha derramado sangre, desde su fundación, allá por el año 2003, aunque con otro nombre, como respuesta a la invasión de Irak (apunte malintencionado: las armas de destrucción masiva que tenía Sadam han resultado ser camiones y furgonetas).

 Lo que toca ahora es la reflexión serena y responsable sobre lo que vamos a hacer ahora. Y tenemos dos opciones.

 La primera consiste en hacer caso a todos los bulos, rumores, intoxicaciones e incitaciones al odio al “moro de mierda” de todo tipo y retuitear y compartir todas esas inmundicias, con lo cual le estamos haciendo el juego a los que envenenan la mente a quienes quieren imponer su visión del islam a todo el mundo. Que, por cierto, lo hacen con financiación más o menos encubierta de una familia muy poderosa a la cual les vendemos armas los españoles y que es la principal impulsora de la versión más retrógrada del islam, la wahabí. Esa es la opción que yo recomiendo evitar cuidadosamente.

 La segunda opción es la de informarnos perfectamente antes de opinar, retuiterar o compartir nada en las redes sociales y, sobre todo, dejar a las cuerpos y fuerzas de seguridad del estado hacer su trabajo, que en España han evitado, desde 2011 diez atentados de consecuencias muy graves. Como en los duelos en la época del oeste americano, no siempre vence el que saca primero, si no el que saca tranquilamente y apunta cuidadosamente. Lo que en temas de información equivale investigar y contrastar antes de publicar, para no caer en la desinformación que se dio ayer durante unas horas con bares en los que había rehenes y armas largas e incluso una negociación en curso...para al final resultar inciertas las noticias.

 Naturalmente es lógico y humano dejarse llevar por el dolor y la ira en los primeros momentos, pero esa reacción instintiva debe ser posteriormente encauzada por la razón que nos debe aconsejar prudencia a la hora de afirmar rotundamente, como he leído hace poco en una red social “todos los moros fuera de España” deseo que no comparto en absoluto; lógicamente, mi deseo es que todos los moros que hay en España continúen con sus vidas pacíficas y respetables y los autores de los atentados sean detenidos, juzgados y, condenados y cumplan su condena en España. Todo lo demás son exabruptos que cuando comienzan por “todos los” no obedecen a otra cosa que el odio y la sinrazón. El mismo odio y sinrazón que empuja a los radicales sunitas wahabís a alquilar una furgoneta y atropellar a cuanta gente pudieron en un lugar el en cual la prudencia aconseja poner maceteros, bolardos (bolardo:Obstáculo de hierro, piedra u otra materia colocado en el suelo de una vía pública y destinado principalmente a impedir el paso o aparcamiento de vehículos. ) y que, ignoro por qué no los había.

 Lo aconsejable y que aconsejo, por tanto, es soltar de nuestras vidas todo el lastre posible de odio, intolerancia, fanatismo y conductas naturales, lo natural es ser fascista (leer aquí), pero nosotros como seres evolucionados y cultos que somos preferimos viajar ligeros de equipaje y en todo caso meter libros, música y largas charlas con amigos en el sitio que nos deja libre el lastre soltado al que me refería.

 Tenemos que vencerles, pero no a bombazos, si no demostrando que somos mejores que ellos porque en nuestro occidente laico, pero de raíces cristianas, caben incluso ellos, siempre que respeten nuestras leyes, porque nosotros hemos sabido evolucionar y ellos, ellos son los sunitas wahabíes, se han quedado en la Edad Media. Mas o menos.