Cogérsela con papel de fumar



Quien tal cosa hace, según el dicho popular, es persona excesivamente tiquismiquis, es decir, dada a hacer reparos y escrúpulos en cosa de escasa importancia.

 De escasa importancia para el devenir de la humanidad, para el resultado de la declaración de Mariano Rajoy como testigo o para el problemático ascenso del Granada a división de honor es el hecho de que la señora que ilustra la foto que abre esta mirada vista velada o, por el contrario, aparezca como en la foto que la cierra. En cualquier caso, es Eva González y se viste como le apetece, amparada en el derecho que tienen las mujeres de esta parte del mundo a vestir o desvestir como más les acomode.

 Y, sin embargo, la foto ha levantado polémica tras ser publicada pues hay quienes ven en ella un evidente desprecio a la mujer y su derecho a vestir sin el velo de usanza iraní ni nada que recuerde la sumisión de la mujer al hombre. Yo, personalmente, creo que mientras una mujer cobre menos que un hombre, esté expuesta a la violencia de su pareja, tenga, por decisión judicial que entregar a sus hijos a un marido maltratador, por citar tres ejemplos, la libertad de andar por la calle destapadas de cabeza es un flaco consuelo. Pero, por otra parte, si ni siquiera dejamos la libertad de taparse la cabeza o no tapársela con un pañuelo, un velo, una pamela o una gorra estilo Che Guevara, nos la cogemos con papel de fumar.

 Existen grandes cuestiones que sí que nos atañen a todos, o deberían importarnos y que ni siquiera nos planteamos: ¿Es compatible el crecimiento económico constante con los recursos del planeta?, ¿Los muertos de Yemen son más feos que los de otros países más cercanos a nosotros? ¿Tienen los palestinos derecho a una tierra propia? ¿Hará algo el presidente del gobierno para impedir la independencia de Cataluña? ¿Llegarán Pablo y Pedro alguna vez a un entendimiento útil para el pueblo español? Y así podríamos seguir planteando temas de más enjundia que el hecho, a todas luces baladí, de que una popular presentadora de programas televisivos decida hacerse una foto con el pelo tapado o sin tapar.

 Naturalmente cada cual es libre de pensar lo que prefiera sobre el aliño indumentario de las personas públicas, en el bien entendido de que la libertad de éstas de vestirse es absoluta y total, más aún en el caso de las mujeres que suelen estar más expuestas a comentarios inoportunos por parte de aquellos hombres que son incapaces de entender que las mujeres se visten para ellas mismas, ni para los hombres, ni para otras mujeres y que nuestros comentarios indeseados acerca de sus vestimentas en el mejor de los casos les resultan indiferentes y el en peor, les resultan insultantes y desagradables.

 Si en cualquier red social, medio público o cosa semejante apareciese Rubén Castillo, que en algún sitio he leído que es míster España, ataviado a a la moda de Arabia Saudí, probablemente nadie tendría nada que objetar. El hecho de que sea una mujer hace que sea criticada, y, precisamente por otras mujeres que creen que esa foto es una defensa de ideas religiosas con las que dudo que la presentadora simpatice o vaya a simpatizar alguna vez.

 En cuanto a la pregunta de ¿Por qué se ha hecho esa foto? Creo que la mejor respuesta es porque le ha parecido oportuno. Porque su cabeza es suya y ella decide si la cubre o no la cubre o con que la cubre. Ni más ni menos.

 Ya sé que se puede decir que en algunos países islámicos no existe el derecho de elección y el velo es obligatorio, pero tampoco me parece razonable que en defensa de la libertad de la mujer sea obligatorio ir con la cabeza descubierta para quien por los motivos que sean, incluso si son religiosos, desean llevarla cubierta.

 Por otra parte, para concluir decir a los lectores de la mirada que no esperen que vuelva a poner fotos de gente en ropa de baño, esto ha sido sólo hoy y porque “lo exigía el guión”, frase proverbial con la cual las actrices del cine de destape justificaban sus desnudos.