La noche de la cuarta luna

Senderismo


 Ya teníamos ganas, ya; de calzarnos nuestras botas y colgarnos nuestras mochilas, en esa noche que es mágica, cuando nuestro club colabora con nuestro ayuntamiento en las actividades del verano cultural.

 Se está convirtiendo nuestra ruta nocturna en todo un clásico del verano “jameño”, una actividad que gusta y en la que pueden participar, aparte de nuestros socios, todas aquellas personas que les guste el senderismo y les atraiga el placer, que lo es, de caminar de noche bajo los rayos plateados de la última luna llena del verano.

 Ochenta y cuatro personas de todas las edades han participado en esta cuarta ruta, y que han recorrido unos 17 kilómetros, por los parajes alhameños de los tajos y las viñas.

 En esta ocasión la ruta diseñada partía desde nuestro paseo del Cisne, a las nueve de la noche del pasado viernes 23 de agosto, con todos los participantes, bien pertrechados para lo que les acontecía, buen calzado y ropa apropiada, mochila con algo de comida y agua, linterna y chaleco reflectante, como se exigía para poder participar.

 La calle Salmerones, se vio invadida por esta inusual cadena humana, los integrantes del club senderista “la Maroma”, colaboraron siendo los guías y los monitores encargados de que todo saliera perfecto, se bajó por el Callejón de la Parra para acceder al camino o de los Ángeles, desde donde se accedió a la desconocida , por muchos alhameños, vereda de la Cunilla, desde la cual el caminante descubre una inusual y hermosa perspectiva del cañón de los tajos , ya que accede de nuevo al camino de los Ángeles recorriendo la parte alta del desfiladero de nuestra derecha, todo un goce.

 Ya de nuevo el camino de los Ángeles, llevo al grupo hasta la carretera de Játar, donde los efectivos de Protección Civil, velaron por la seguridad de los participantes para, atravesando el puente de la Pantaneta acceder a su sendero restaurado en este año 2013, y que circunda nuestro humedal artificial más importante de la Comarca.

 El grupo, tomo desde aquí en dirección a la margen izquierda del sentido de la marcha del Barranco de Totalán que parte las tierras de las viñas en dos por esta zona, los guías dirigieron a la expedición hasta el final de la remozada alameda de la romería, para acceder a dicho camino de las viñas por un viejo y coqueto puente de ladrillo que fue descubierto este mismo año en el desbroce de esta parte de la alameda, y que era el paso antiquísimo y natural de personas y cabalgaduras desde las tierras de las Viñas y el Robledal hacia nuestro pueblo, y muy cercano a las ruinas del viejo cortijo de la Huerta del Ángel .

 La subida hacia las viñas altas por este viejo camino arriero es dura en este tramo, pero poco a poco y con la ayuda de los primeros rayos de la hermosa luna que acompaño esta noche , se fue subiendo hasta reagrupar a los senderistas en su parte más alta.

 El paisaje nocturno comenzó a tomar formas, con una tenue luz plateada, dándole ya a esta ruta esa magia que siempre estamos buscando, caminar de noche es siempre un descubrimiento, los paisajes se envuelven de una luz muy especial y donde descubrimos lo que somos capaces de captar con la vista sin la ayuda de nuestras linternas, cuando el ojo humano se acostumbra a esa luz, es toda una experiencia, además el cielo sin esa contaminación lumínica a la que por desgracia estamos condenados , nos descubre un tapiz infinito, plagado de estrellas que solo son visibles en esta condiciones tan especiales.

 El descenso hasta el camino de la Alcaicería, que es sendero de gran recorrido catalogado (GR-7), nos llevó hasta el ecuador de esta ruta nocturna, ahora pasábamos al otro lado del barranco de Totalán, y ascendimos de nuevo a tierras de viñas, por el camino del cortijo del “Muíllo”, con la sierra Tejeda ya de espaldas, con esa visión fantasmagórica iluminada por la luna, discurre este camino en subida entre almendros, para luego hacerlo ya entre las parras de las viñas, aquí reagrupamos y nos dispusimos a reponer fuerzas , entre risas, comentarios sobre lo que podíamos ver y linternas.

 Reanudamos la marcha, pasando por delante del cortijo del Catalán y el del Muíllo, este último es viejo lagar de pisa de uva, que me trae gratos recuerdos , ya que más de una vez he echado una mano en el mismo, para moler la uva y llenar las “garrafas de arroba”, con el preciado “vinillo del terreno” familiar.

 Tras una pequeña subida alcanzamos la cota más alta de esta ruta, nocturna, los 1.100 metros de altitud, justo al final de una pronunciada cuesta que ya nos va a llevar cresteando por un viejo camino que comunica esta zona de viñas, con el camino de la Alcaicería, ya de vuelta, y de nuevo bajo la luna, la imagen de la Pantaneta, en cuyas aguas los reflejos nocturnos eran os protagonistas, de nuevo y cruzando la carretera, los voluntarios de Protección Civil, pararon de nuevo el tráfico para acceder al camino de los Ángeles, donde a la altura de la ermita nos paramos a contemplar su interior iluminado tenuemente por unas velas, la última reagrupación tuvo lugar aquí , para tomar la dirección de la ermita de la virgen de la Peña de Francia, patrona del gremio de los molineros que durante centurias le han dado vida a esta parte de nuestro pueblo.

 Y por último la bajada hacia la fábrica de harinas San Francisco, por la vereda de la acequia Alta, los tajos iluminados y las luces de la calle de la ribera de los molinos, nos dieron la bienvenida, dando esta ruta por terminada, refrescándonos en la pila de la Carrera, después de cinco horas de caminata bajo la luz de la luna, una foto de grupo puso el colofón a esta ruta, donde todos disfrutaron y descubrieron los parajes cercanos a nuestro pueblo de esta forma tan especial.


Participantes en esta ruta | PULSA PARA AMPLIAR.