Una visita para el humor y la reflexión



 Ente otras cosas eso es lo que nos dejó la obra “La visita que no tocó el timbre” el pasado viernes 17 de julio en el Patio del Carmen.



 La compañía de teatro Mira de Amescua fue la encargada de traernos a los entrañables personajes de la obra de Joaquín Calvo Sotelo, especialmente entrañables, Santiago y Juan, dos hermanos solterones, de clase media, pero con necesidad de hacer economías, funcionarios de Aduanas por más señas, a lo que una mañana justo en el momento de salir para la oficina el destino les deja frente a su puerta un niño de pocos días, la visita que no tocó el timbre.

 A partir de ahí y a lo largo de tres actos, algo más de una hora de función, el desconcierto inicial deja paso a una trama en la cual se entremezclan el humor, la ternura, la melancolía y en la cual los hermanos que del rechazo inicial a la criatura pasan a la decisión de quedársela, como modo de llevar algo de vida y humanidad a dos vidas grises, solitarias y sin sentido “Entre siete mil millones de personas que hay en el mundo, tu sólo me quieres a mí y yo solo te quiero a ti”, se lamenta uno de los hermanos en uno de los parlamentos, lamento en el cual alguna culpa tiene Emma, enfermera de buen ver que despierta las adormecidas conciencias de los dos hermanos con su alegato a favor de la necesidad de la solidaridad de los acomodados con los más desfavorecidos y que los invita a quedarse con la criatura.

 Comedia en tres actos, escrita por Joaquín Calvo Sotelo y estrenada en Madrid en el año 1949, tuvo en su momento una gran repercusión, llegándose a hacer una película sobre la obra, protagonizada por Alberto Closas y José Luis López Vázquez como los dos solterones y Laura Valenzuela como la enfermera Emma; y lo que sorprende al espectador de hoy es la vigencia de los temas que la misma trata en nuestros tiempos: la necesidad de la solidaridad, de la entrega a los demás, de no quedarse en el vivir para sí mismo del individuo, está presente hoy, como lo estaba en la época en la que se estrenó. También hoy se abandonan niños, desgraciadamente y también hoy las clases medias tienen que hacer economías.

 En cuanto a la representación fue soberbia, rozando la genialidad, los actores, que tenían en contra el no disponer de micrófono de ambiente lograron hacer llegar su voz y divertir, hacer reír y conmover al público presente que disfrutó enormemente de las sencillas reflexiones y peripecias, de estos dos hombres algo mayores, que a la pregunta de uno de los personajes “están casados”, responden “no, somos hermanos” en la obra original la respuesta es “ no, somos solteros” y es que , como es lógico la obra ha sido levemente adaptada para un público de nuestros días, como nos comentó Antonio Robles, Santiago en la obra y colaborador de Alhama Comunicación con la sección “Memorias de Santeña”

 Magnífica velada de teatro lleno de humor, si, pero también con la suficiente enjundia como para motivar a la serena reflexión sobre muchos aspectos de la vida que siguen vigentes 66 años después de su estreno.

 Pero para que todo ello sea posible detrás está el trabajo, el mucho e intenso trabajo que toda función teatral requiere, de la Compañía de Teatro Mira de Amescua que pusieron la carne y la sangre, la palabra y la voz a los personajes de Calvo Sotelo:

- Santiago: Antonio Robles Serrato.
- Juan: Antonio Pérez Casanova.
- Emma: Remedios Higueras González.
- Vendedor de libros: Antonio Serrano Jiménez.
- Señora Balboa: Adela Maldonado Jiménez.
- Voces en off: Pilar Quesada Torres y Antonio Serrano Jiménez.
- Escenografía y luminotecnia: Antonio Jiménez Serrano.
Efectos Especiales:
- Búsqueda y selección Pilar Quesada Torres.
- Aplicación en directo Miguel Novo Sánchez.
Adaptación: Antonio Pérez Casanova.
Dirección: Antonio Robles Ordóñez.











Redacción gráfica: Prudencio Gordo.